25 de septiembre de 2022

Jugad conmigo a 'Deathtrap Dungeon' ('Laberinto Mortal') (32)

¿Sois conscientes de que empezamos esta aventura en mayo? ¡¿Y de que estamos ya a finales de septiembre?!

Debería haber tirado los dados para determinar vuestros atributos. Ya me hubiera gustado veros sobrevivir con 8 puntos de Destreza.

En fin, continuemos.

Arrugando la nariz por el tufo, os acercáis al prisionero, que se engurruña y gimotea. Si la cadena que lo inmoviliza junto a la pared no fuera tan corta, obligándole a permanecer de pie, estáis seguros de que el hombrecillo se haría un ovillo.

"¡Piedad! ¡Clemencia!", grita.

"Ah, así que puedes hablar. Empezaba a pensar que te había comido la lengua el gato".

Examináis el grillete y la cadena que va hasta la pared. No son especialmente gruesos, pero parecen resistentes. Quizá la forma más rápida de liberar a este pobre desgraciado sería cortarle la mano que aún le queda, pero podría tomárselo mal. A un hombre puedes privarle de muchas cosas: su hogar, su trabajo, su chaqueta de cuero favorita... incluso de partes de su cuerpo. Si su instinto de supervivencia es fuerte, seguirá luchando. Pero, a falta de manos, luchará con el culo más sucio. Y eso sería cruel.

Por suerte, con 12 puntos de Destreza (13 en potencia), puedo inventarme que, durante vuestra estancia en el templo, aprendisteis una técnica desarrollada hace trescientos años por unos monjes de la vecina Kaypong: la técnica del Punto de Fractura. Esta técnica se basa en la teoría, jamás avalada científicamente, de que todo en la naturaleza, vivo o no, tiene un punto vulnerable, ya sea el agua, un bicho, una rana o, sí, una cadena. Todo se puede aniquilar con el toque de un dedo. O incluso de una espada.

No os voy a mentir. Puede que leyerais sobre el Punto de Fractura™ en un tebeo.

Tal vez en este tebeo.

Asís la empuñadura de la espada con ambas manos y os preparáis para golpear.

El prisionero malinterpreta vuestras intenciones y chilla de puro pánico, agitando ridículamente su muñón vendado delante de vuestra cara.

Ignoráis sus alaridos de cabra montesa y ponéis la mente en blanco. El punto de fractura solo puede verse con los ojos de la mente. Los de las cuencas y el de la retaguardia no valen para esto.

Descargáis el arma con fuerza y precisión sobre uno de los eslabones de la cadena. ¡SKANK! El metal se hace añicos al instante.

"Ale, listo", decís.

Una técnica como esta os podría salvar el pellejo en futuras entradas. Lástima que me vaya a olvidar de ella tan pronto como termine de escribir esto.

El prisionero levanta la vista, desconcertado. Al ver la cadena rota, toma consciencia de lo ocurrido y se arroja a vuestros pies con lágrimas en los ojos.

"¡Gracias, gracias, gracias!", exclama, besuqueándoos las botas. "¡Que Sindla te traiga buena fortuna! ¡Gracias!".

"Eeeh... No ha sido nada", respondéis, incómodos. "¿Puedes dejar de hacer eso, por favor? Estas no son mis botas de lluvia".

El hombre se pone en pie y se sorbe ruidosamente la nariz. Veis la felicidad y el agradecimiento reflejados en su rostro. También su mostacho empapado de mocos.

"Y bien, ¿cuál es tu historia?", le preguntáis.

"Hace tanto tiempo que no hablo con nadie... Nadie civilizado al menos". El hombre toma aire y, tras una breve pausa, comienza su relato: "La mía es una historia sobre la esperanza, la fortaleza y la ilusión truncada, una historia de grandes alegrías y grandes pesares, una...".

"La versión abreviada, por favor", le interrumpís. "Me gustaría salir de este lugar antes de la hora de cenar".

"Sí, claro, perdona". El hombre asiente, nervioso. "Hace cuatro años me presenté a la Prueba de los Campeones, pero no estuve a la altura de las circunstancias. Podría decirse que tuve un traspiés. Me caí a un foso y me partí el peroné".

"Qué mala pata", decís con cara de póquer.

"Sí", reconoce el hombre, ignorando vuestro intento de romper el hielo con un chiste. "No es vergonzoso fracasar en el Paseo, pero sí lo es fracasar por acciones torpes.".

"No te martirices. Les pasa a los mejores. A algunos incluso dos veces. Continúa, por favor".

"No podía salir de allí con la pierna rota, así que estuve atrapado en aquel foso durante lo que me pareció una eternidad. Llegué a comerme una rata cruda. Sabía a pollo con pelo. Finalmente me encontró uno de los capataces y me sacaron de allí".

"¿Capataces?".

"Sí, con 'ce' mayúscula. Son los administradores de las mazmorras del barón. En Altea se les conoce como jueces de prueba, si eres de por allí". Os mira de arriba a abajo, sin sacar ninguna conclusión sobre vuestra procedencia. "Son unos tipos crueles y ladinos, y tienen menos escrúpulos que los chacales del desierto. Pero si no quieres acabar fiambre, más te vale seguirles el juego".

Os preguntáis para vuestros adentros si el enano que os abandonó en la sala que se llenaba de Blandi Blub sería uno de los capataces del Laberinto. Desde luego tenía cara de administrador.

El prisionero continúa su historia:

"Después de aquello, me obligaron a elegir entre una muerte lenta y dolorosa, y una vida de servidumbre en el Laberinto Mortal".

"Una decisión fácil, apenas inconveniente".

"Sí, yo necesitaba curarme, y pensé que, una vez pudiera caminar, en algún momento se me presentaría la oportunidad para huir. Además, el barón Sukumvit tiene seguro médico de empresa".

Asentís con la cabeza. A pesar de que conocéis de primera mano los beneficios de la gastronomía curativa, siempre habéis querido beneficiaros de un seguro médico.

"Así las cosas, acabé trabajando como un esclavo durante tres años, siempre bajo la estricta vigilancia del capataz y sus lacayos", dice el prisionero. "Hasta que no pude soportarlo más".

"Lo entiendo. Apuesto a que te pegaban palizas y te torturaban".

"No, pero me obligaban a compartir el retrete con los goblins, y el menú de la cantina es el mismo todas las semanas".

"Qué bárbaros".

"Sabía que era arriesgado, pero prefería fracasar en un intento de fuga que pasar un solo día más en esas condiciones laborales. Por desgracia, mi pierna nunca terminó de curarse y no llegué muy lejos. Me atraparon los guardias orcos cuando intentaba no matarme bajando por unas escaleras. Como castigo, el capataz me condenó a un año de cárcel y me dio a elegir entre cortarme una mano o el...".

"Puedes parar ahí. Ya sé cómo acaba esta historia", le interrumpís. "¿Puedes contarme algo sobre el Laberinto? Es evidente que lo estoy bordando, pero no me importaría aumentar mis probabilidades de éxito".

El hombre se rasca la cabeza con empeño. Veis que algunos piojos desalojan la zona.

"Me temo que te seré de poca utilidad. Ya ves lo bien que me han ido a mí las cosas. Además, nunca me han dejado deambular libremente por el Laberinto y el barón hace cambios en las trampas todos los años para mantener la competición fresca. Lo único que puedo decirte es que, si quieres salir, tendrás que recoger gemas y piedras preciosas. No sé por qué, pero es así".

Vuestros pensamientos se centran en la esmeralda y el rubí que guardáis en el morral. ¿Cuántas piedras preciosas más necesitaréis? No hay forma de saberlo.

El hombre mira a un lado y a otro, inquieto.

"Debería marcharme", dice. "Preferiría estar muy lejos de aquí cuando se enteren de que he escapado. Muchas gracias por salvarme".

Durante un instante, os planteáis pedirle que os acompañe, pero, con lo malherido y desnutrido que está, apenas os serviría de distracción o carnaza para monstruos. Además, la peste que desprende delataría vuestra posición enseguida.

Os despedís y seguís al hombrecillo con la mirada mientras se escabulle dando tumbos en la dirección por la que vinisteis.

Habéis obrado correctamente.

"Le doy diez minutos para que muera de forma horrible", decís. "Más que un aventurero parecía un escritor de librojuegos. Esos nunca duran mucho".

"¿Y se supone que eso es gracioso?".

Cuando el prisionero se pierde de vista, os acercáis a la puerta de la celda. Ya sabía yo que algo tramabais.

Miráis a vuestro alrededor para aseguraros de que nadie os ve y arrancáis el clavo que mantiene la mano putrefacta en la puerta con cuidado de no destrozarla. Los siguientes diez minutos los dedicáis a haceros un collar con ella. Cinco de esos minutos los invertís en confeccionar un cordel con la cuerda que lleváis encima, y los otros cinco, en agujerar la extremidad putrefacta de lado a lado de la muñeca. Para que luego digan que las clases de manualidades son un desperdicio de tiempo.

Orgullosos de vuestro trabajo, os echáis el adorno al cuello. Es macabro y huele que alimenta. Que alimenta a los buitres. Espero que me expliquéis la motivación de vuestro personaje para hacer semejante cochinada.

Continuáis hacia el norte, siguiendo el único camino posible.

Avanzáis sin deteneros hasta que veis un conducto circular en el muro que tenéis a vuestra derecha. Está a poco más de un metro del suelo y tiene el diámetro suficiente para que quepa por él una persona con un IMC saludable. Os asomáis con recelo. Está demasiado oscuro para ver a dónde conduce, pero observáis que las paredes son de metal liso. Eso es prueba suficiente de que el conducto es obra de los ingenieros y constructores del barón, y no una cavidad natural en la roca. ¿Qué habrá al otro lado?

Pegáis una voz en dirección al agujero.

"¡COLIFLOOOR!".

"Coliflooor... -lifloor... -flor...", repite el eco.

Muy divertido.

¿Qué queréis hacer?

  1. Meteros en el conducto: Aunque no sea una puerta (no stricto sensu, que en latín significa "de verdad de la buena que no"), el ansia por explorar cada recodo del Laberinto Mortal es superior a vosotros. Os ponéis enfermos solo de pensar en que podríais perderos una pista u objeto clave por pecar de prudentes. Bastante os he echado ya en cara que no atravesaseis aquel rayo de luz tan sugerente.
  2. Seguir hacia el norte: ¿De verdad os habéis llegado a plantear siquiera otra alternativa? ¿Quién en su sano juicio se introduciría en un túnel oscuro y estrecho sin saber siquiera dónde desemboca? Alguien con pocas ganas de vivir, eso está claro. Además, no seríais el primer aventurero que se queda atorado en un túnel con el culo en pompa. Y no hay final más humillante que ese.

Tenéis hasta el jueves 29 a las 12:00 CEST para votar. En Twitter podéis hacerlo aquí.

44 comentarios

  1. Vale, el encuentro no fue tan mal como esperaba, aunque honestamente tampoco es que nos haya dicho nada que no nos hubiesemos estado figutrando por nosotros mismos. Ya podría al menos decirnos dónde acostumbra ocultar sus gemas el barón... las que se necesitan para la prueba, no de las otras.
    Ahora bien, un conducto que tiene pinta de acaba en un compactador de basura, lleno de líquido putrefacto y creaturas abominables tratando de pillar tontos desprevenidos que hayan quedado atrapados, antes de que los muros los compriman. Así que lo lógico sería entrar por allí. Personalmente prefiero seguir de largo hacia el norte, aunque sospecho fuertemente que por alguna razón inexplicable terminaré haciendo lo que no quiero hacer, como hacerse un collar con una mano apestosa (rechazamos al prisionero por la misma razón, ¿no?), ¿quién nos entiende?

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    1. Tú piensa que el olor de la mano está muy concentrado. Solo oléis la putrefacción porque la tenéis debajo de la napia. En cambio, el señor Livingstone (si es que ese era su verdadero nombre) apesta a distancia. ¡Coherencia reestablecida!

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  2. El tubo metálico bien puede ser una tubería por donde salga fuego, residuos goblins (alcantarilla, vamos), tubería de gas, caminito adyacente... Que esté más oscuro que el corazón del autor de este librojuego no ayuda mucho tampoco a que sea elegido.
    Por otro lado, por el camino seremos más visibles y según un pergamino, hay un bicho gordo con el cual nos podemos encontrar en el laberinto, con una cola con pinchos y el cual no cabe en el conducto, por lo que ir por el camino del norte tampoco se hace del todo apetecible.

    El tubo puede ser una salida de pociones mágicas mal hechas o la chimenea de las cocinas, y viendo los bichos que pululan por el laberinto, la comida no debe de tener ni una estrella Michelin. No inspira confianza.

    Para más meter más dudas, se ha ido por el lado contrario al nuestro uno que ya estuvo por aquí y que dice que lo cogieron huyendo, y no tiene pinta de haber podido trepar agilmente al "bujero" y circular por él, por lo que el camino del Norte está más vigilado que el dinero que ganes en un premio de lotería.

    ¿Que cual es mi elección? elegí ir al Norte e ignorar a don "No aplaudo tras el concierto", así que ahora elijo lo mismo. Total, pararse solo nos ha hecho perder dos semanas.

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    1. Quiero aclarar que el prisionero se ha marchado en la dirección que conduce a la entrada del Laberinto Mortal, no a la salida. Ese camino lo tenéis bastante trillado.

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  3. Muy bien! Ya sabemos que las gemas son importantes. Esto avanza!
    De la forma de expresar las opciones tengo una intuición que me dice que sería buena idea quedarse atrapada en un tubo sospechoso...
    Que dilema!
    Venga, per el tubo, que no se diga!

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    1. ¿Quién dijo que el conducto era sospechoso? Es estrecho y oscuro. No tengamos prejuicios contra los conductos, por favor

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  4. agente_naranja25/9/22 15:12

    ¿Meternos por una tubería? Sólo puede funcionar si lo hacemos al grito de IT'S ME, MARIO! Así sí que me apunto.

    Y si encontramos un champiñón, pa la buchaca.

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    1. aninimo le fantastique25/9/22 15:36

      Me temo que a pesar de que su idea sea buena. Meternos por el tubo acabaria con un "lo siento, la princesa esta en otro castillo".

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    2. Cuando leo tu comentario, agente_naranja, oigo en mi cabeza el sonido de la tubería del Super Mario Bros.. Ahora será difícil no pensar en él si os metéis por ahí.

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  5. aninimo le fantastique25/9/22 15:30

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    1. Tomo nota de tu voto para continuar hacia el norte, pero por favor recuerda la regla de no más de 300 palabras por comentario (300 ya son una barbaridad).

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  6. Todo buen aventurero porta un collar de restos humanos putrefactos para usarlo como brújula en las encrucijadas, así que propongo continuar en la dirección que indique el dedo de nuestra mano. Si resulta que no tiene mojo y no indica ninguna, paso del tunel, que me da claustrofobia.

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    1. Los dedos están ya un poco sueltos. No hay ningún rastro del rigor mortis, me temo. Pero si la mano pudiera apuntar a alguna parte, sería al agujero. A cualquiera de los agujeros de vuestra nariz, quiero decir.

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  7. Voto por ir al norte, el pasadizo de metal suena a que a la mitad del camino se va a abrir una trampilla debajo de nuestra exploradora mandándola directo a una caída a un montón de pinchos

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    1. Eso sería cruel y, por lo tanto, posible. Pero ¿probable?

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  8. Hay tantas referencias buenas a pasadizos de metal...como en la cueva de los piratas de dragon ball, o aunque no se parezca mucho, podrían cortarnos en cachitos como en cube, o si es un conducto, quien sabe, quizás nos crucemos con Bruce Willis....así que mi voto es:
    - Meteros en el conducto

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    1. Añadiré que yo había elegido el tema musical de Los Goonies para esta entrada.

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  9. No es descabellado lo que sugiere agente_naranja. Esa tubería puede llevarnos a una sala secreta llena de monedas de oro y de yapa serviría como atajo. O a una warp zone. O desembocar en un precipicio. Hay que averiguarlo, de cabeza por el tubo.

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    1. Las opciones son ilimitadas. Las hay buenas y las hay malas. Y sí, solo hay una forma de averiguarlo.

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  10. Creo que deberíamos meternos por el tubo: llevamos mucho tiempo dando vueltas por aquí y nos iría bien encontrar un lugar recogido y poco iluminado donde pasar unos minutos. Y si puede ser con frascos que tengan inscripciones en portugués, mejor.

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    1. ¿Queréis echaros una siesta ahí dentro? Lo pregunto en serio.

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  11. Walkergac27/9/22 07:09

    Ese tubo seguro que lleva a la lavandería goblin y no quiero ni imaginar como debe oler. Eso y una leve claustrofobia me hacen elegir el norte.

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  12. Ese túnel puede ser la trampa más sencilla de todo el laberinto, un simple agujero excavado en la pared sin salida alguna, donde el gilipoll..., digooo, el osado aventurero que se metió no pueda dar la vuelta y se muera el solito de hambre.
    Así que no pienso meterme en ese conducto, a menos que nos persigan unos terroristas con ametralladoras.
    Al norte pues.

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    1. Las trampas sencillas eran las del principio. Habéis avanzado lo suficiente para que nada sea sencillo, salvo cargarse cualquier posibilidad de victoria, de una manera u otra.

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  13. Bueno, esto me recuerda a esa vez que unos de los programas de ETPA del Foxverso© (publicidad cruzada de amiguetes) se consiguió la mejor muerte ignominiosa nunca vista al quedarnos atascados en un tunel con el culo en pompa. Como es raro que un rayo caiga dos veces en el mismo sitio, voto por entrar al túnel. Y si morimos atascadas en el tunel que sea porque somos una chica de vanguardia que tiene retaguardia y así se nos recuerde.

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    1. La referencia a los ETPA del Foxverso es intencionada. Pero no toda historia tiene por qué acabar igual, ¿verdad?

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  14. 😱un montón de capítulos 😃
    Yo voto por evitar el tubo, no me da mucha confianza y si se queda cerrado a ver cómo salimos de ahí...
    "Alguien con pocas ganas de vivir, eso está claro." 😂😂😂Me encanta no sé si es pista pero es lo que yo pensé que había pensado cuando leí tu respuesta 😃🤣

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    1. Puedo confirmar que no pretende ser una pista. Son algo así como monólogos internos.

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  15. Voto por descalzarnos, ponernos una camiseta imperio y avanzar por el túnel a la luz de un Zippo. ¿Una ametralladora sería mucho pedir?

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    1. Tal y como va la votación, estáis a un tris de perderos vuestro momento de cine de acción de los noventa.

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  16. Si fuese una puerta cerrada, no me lo pensaría, votaría por abrirla costase lo que costase. Pero un tubo de metal... no sé, Rick, me huele raro. Tiene pinta de que o es una hedionda alcantarilla o es una especie de gatera para monstruos. En cualquier caso, no se trata precisamente de una atracción turística.

    Así que, por mi parte, vayamos a lo seguro en dirección norte.

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  17. A mi ese conducto me recuerda mucho al que se metía el juez Dredd en la peli del Stallone para volver a la ciudad, así que paso de meterme y sigo para delante, además del fuego, hay el peligro de encontrarse y hacerse amigo de Rob Schneider, y nadie debería hacerse amigo de Rob Schneider.

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    1. Supongo que Gigoló no es tu película favorita de todos los tiempos.

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  18. Tenemos aceite? Si portamos kilos y kilos de aceite lo mismo me lo planteaba, pero así a pelo como que no, que luego se nos irrita la piel y esas cosas.
    Además si nuestro recién creado amigo no ha ido al tubo (teniendo en cuenta que él conoce el laberinto mortal por haber currado en el) pues como que no me da mucha confianza el tubo. También es verdad que no ha tirado para el norte pero aún así lo veo más lógico teniendo en cuenta 1ie tampoco nuestra idea es volver sobre nuestros pasos.

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    1. Vuestro "amigo" ha ido en dirección a la salida, que es por donde habéis venido. Además, puede que ni siquiera supiera de la existencia del tubo. ¡Esa excusa no me vale!

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  19. Joe, no tengo tiempo ni de comentar con calma esta semana. Velozmente me paso para decir que no sé qué votar. Creo que me inclino más por pasar del túnel, llevamos bastante apuntándonos hasta a un bombardeo y ya va siendo hora de cortarse un poco y relajar el ritmo, ya sabéis, por equilibrar.

    Además, seguro que es por ahí donde tiran los desechos y la salida desemboca en un contenedor de basura, o quizá es una conexión con la jaula de las bestias donde se deshacen de los desperdicios orgánicos y de paso que retiran los cadáveres del camino les dan de comer. A saber, pero, como no se me ocurre nada mejor y mis suposiciones son sólo de cosas malas, opto por seguir nuestro camino ignorando el túnel.

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    1. Que comentar no se convierta en una obligación, por favor. Si una semana no te da la vida o sencillamente no te apetece, siempre podrás comentar la semana siguiente.

      Si es que seguís vivos para entonces.

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  20. Rebolo McAnónimez29/9/22 02:34

    Pues a falta de una buena acción hemos hecho dos: liberarlo y dejar que se marche sin decirle que su información sobre las gemas no es tan exclusiva como se creía. En fin, esperemos que le vaya bien. Seguro que consigue salir del laberinto a poco que tenga un poco más de mano izquierda y...oh, vaya!

    Yo voto por meternos en el conducto. A lo mejor es un atajo a una muerte segura pero si hay una mínima opción de robar una gema descolgándose desde un conducto de ventilación a lo Misión Imposible es esta y hay que aprovecharla.

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    1. Que conste que dejé caer que las gemas podían ser un objeto clave para superar la Prueba de los Campeones por si ibais por otro camino (o ibais por este, pero no abríais la puerta). Saber que no basta con llegar al final es demasiado importante.

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  21. ¡O sea que las gemas sirven para algo, vaya giro de guion!

    Un conducto con paredes de metal liso, eso suena a tobogán, me haría ilusión bajar por él mientras grito "wiiiiii". Que esté oscuro no me preocupa demasiado, porque como buena aventurera llevamos nuestras gafas de visión nocturna, ¿verdad? No digas que nos las hemos dejado en la otra mochila...

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  22. La curiosidad mató al gato, pero nosotros no somos gatos, ¿verdad?
    Pues la caja, claro. Cómo no.

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