Hoy me alegra publicar en el blog una recapitulación de una película maravillosa, calificada de hito en el género bélico-surfista por la crítica más autorizada, y cuyo título seguramente hayáis oído alguna vez. Para variar, esta entrada no lleva mi firma ni la he plagiado de otros sitios web menos populares confiando en que nadie descubra nunca mi oscuro secreto, sino que es obra de la pluma e ingenio de Rafael Carbayeda, fundador de ionlitio.
Como veis en el magnífico póster, la cinta que hemos escogido para este gran evento es Los surfistas nazis deben morir, una producción de The Institute, dirigida por el aclamado Peter George y distribuida por Troma Movies en 1987. Solo por su título ya se puede intuir lo buena que es.
Sin más preámbulos, cedo la palabra a Rafa.
Surfistas y nazis: surfistas nazis
Cuando ofrecí al Tipo de la Brocha escribir un artículo para su blog, imaginaba que los años que pasó encerrado en una jaula, alimentándose tan solo de cacahuetes y escribiendo para ionlitio retrospectiva tras retrospectiva, terminarían por pasarme factura en forma de justa venganza. Lo que no sabía es que lo haría de una forma tan cruel.
Y es que Los surfistas nazis deben morir es una de las peores películas que me he echado a la cara. Dado que apenas dura ochenta minutos, uno puede cometer el error de pensar que su visionado será soportable, al menos bajo la premisa de que "es tan mala que es buena", o más bien "con suficientes amigos y suficiente cerveza, esta película no requiere mucha atención y se puede poner de fondo". Pero no es así. Es una película TAN mala que ningún ser humano debería ser sometido a esta tortura audiovisual por voluntad propia, y paso a explicaros por qué. [Comentario del Tipo de la Brocha: Discrepo. La película es una obra maestra. Y echo de menos mis cacahuetes.]
"Una vez tomada la ola, lo importante no es la distancia, sino la rapidez y la fuerza". Con esta inspiradora frase comienza la película, que echa a rodar con un plano de un grupo de chavales nazis recibiendo la arenga de un surfista nazi.
¿Y cómo sabemos que son nazis?, os preguntaréis. Bueno, en primer lugar, porque algunos llevan la esvástica pintada en la mejilla o en el traje de neopreno, aunque un crío en particular se la dibujado al revés (en el espejo se veía bien, supongo). Y en segundo lugar, como buenos nazis que son, se consideran una raza superior. En este caso, una raza superior a "los estúpidos de a pie".
¿Esvástica? Querrás decir sauvástica. |
Tras este, eh, "provocador" prólogo, pasamos al contexto. Nos encontramos en Los Angeles. ¿El año? Del que sea la película, imagino. 1987.
Un terremoto de grado 8 en la escala de Richter ha sacudido la ciudad dejando más de 80.000 muertos, y los supervivientes han tenido que refugiarse en los bosques.
Representación de la catástrofe en la que puede apreciarse el abultado presupuesto de producción. |
En este escenario post-apocalíptico hacen su agosto los antagonistas del filme: los malvados nazis, con nombres tan sutiles y discretos como Mengele o Adolf. Aunque lejos del boato del Tercer Reich, aquí parece ser que los nazis son una mezcla entre motoristas y sin techo que duermen en unos colchones tirados en el suelo de edificios ruinosos y llenos de pintadas.
Lujo y boato nazi al más puro estilo Tercer Reich. |
La cinta sigue a buen ritmo (de verdad, a estas alturas todavía no había empezado a aburrirme) y nos presenta a Eleanor Washington, una señora afroamericana de mediana edad que, tras haber perdido su vivienda en el terremoto, llega a una casa de retiro en la que la recibe una enfermera. [Comentario del Tipo de la Brocha: La enfermera es Dawne Ellison en su tercer y el último trabajo interpretativo tras haber aparecido en dos episodios de series de televisión que no conoce ni su madre. Lo digo para que os hagáis una idea del bagaje actoral de reparto.]
El principal problema del terremoto, según nos informan las noticias, es el surgimiento de nuevas bandas criminales, sobre todo en las zonas costeras, que se han convertido en territorios en anarquía, sin policía ni protección de ningún tipo.
Los motoristas-surfistas-nazis, por ejemplo, están aprovechando el caos resultante para robar tablas de surf. Son pura maldad. Al menos, el guionista ha tenido el detalle de reflejar las preguntas del espectador cuando Adolf dice: "¿Y por qué no dinero?", a lo que uno de sus secuaces le contesta: "El dinero está en el banco". Que está complicado vaya. Asunto zanjado.
Pasamos de esta introducción a una escena estético-onírica que comienza con Adolf haciendo surf mientras sus secuaces le contemplan, para poco después unirse a él. Si algo bueno se puede decir de esta película, es que al menos los actores saben surfear mejor que Batman. [Comentario del Tipo de la Brocha: ¡Pero jamás con tanto estilo!]
-¡Rápido! ¡A la Bat-tabla! |
Volviendo al argumento en sí, mientras Mamá Washington se establece en la residencia, su hijo Leroy está inspeccionando instalaciones petrolíferas en la costa. Una tarea peligrosa porque, como ya hemos dicho, las costas están controladas por los surfistas. Surfistas nazis.
Así pues, Leroy inspecciona lo que tenga que inspeccionar, y su madre hace nuevos amigos en la residencia. Concretamente, se dedica a desplumar al resto de ancianas residentes jugando al póquer.
Adolf, por su parte, está dando un discurso en la playa que os resumo como bla-bla-bla, rollo-rollo, "seremos los nuevos líderes", risa malvada. [Comentario del Tipo de la Brocha: No olvidemos que Adolf se hace llamar a sí mismo el Führer de la Nueva Playa, que es un nombre magnífico comparado con, no sé, Ricky Johnson, por ejemplo.]
Después pasan algunas cosas que, francamente, ni he visto, porque a estas alturas ya empezaba a aburrirme y estaba saltándome escenas tirando de fast-forward. El salto me llevó a una escena en la que los surfistas nazis proponen al resto de bandas unirse para controlar la costa.
Volviendo a Mamá Washington, dos enfermeras de la residencia están comentando que no se ha adaptado a la residencia porque "no le gustan las vistas que tiene desde su ventana". Y para demostrarnos que es una mujer de armas tomar, la vemos solucionar el tema de las vistas a golpe de motosierra.
Una motosierra. Parte del kit básico de manicura de Mamá Washington. |
Los surfistas nazis continúan imponiendo su dominio en las playas, financiando sus actividades con el robo y el tráfico de drogas. Así están las cosas cuando, mientras Adolf da uno de sus discursos en la playa, aparecen en el horizonte los… ¡surfistas samuráis!
Adolf ordena a sus secuaces que vayan a por ellos, y lo que uno esperaría que fuera una escena de acción se convierte, sin embargo, en otra retahíla de secuencias de surf acompañadas de música insoportable en las que los surfistas se cortan la estela unos a otros. Todo esto mientras Adolf se "entretiene" con su novia. [Comentario del Tipo de la Brocha: Empleando el mismo eufemismo, diría que esta película "entretiene" al espectador por Detroit y sin cariño.]
Una vez llegan a la playa, los surfistas nazis se pelean con los surfistas samuráis, pero poco y sin muchas ganas.
De vuelta en la residencia, Mamá Washington recibe la visita de su hijo Leroy, que tras visitar a su madre se va a la playa y frustra un atraco de uno de los cadetes de los surfistas nazis. Leroy se encuentra con Adolf y hablan entre ellos como si se conocieran.
-¿Adolf? -¿Leroy? -¿Vistes así siempre? -Pues anda que tú... |
Y entonces viene una escena rodada así como rara en la que se nos da a entender que los surfistas nazis se han cargado a Leroy. Pocas veces he visto algo tan mal rodado. Ya no es cuestión de presupuesto, es simple conocimiento básico del lenguaje audiovisual.
En fin, voy a resumir un poco porque esto empieza a alargarse. Mientras Mamá Washington llora la muerte de su hijo, los nazis se pelean en la playa por la muerte de Leroy, que al parecer fue un accidente. Adolf interviene con una frase que define el nivel de guión de la película:
"¿Por qué os peleáis? ¿Quién va a echar en falta a un negro?".
¡Oh! ¡Qué políticamente incorrecto! ¡Qué malvado! Pero, claro, lo dice porque... ¡es nazi! ¡y odia a los negros! [Comentario del Tipo de la Brocha: No lo pillo.]
Mientras tanto, vuestro sufrido redactor lleva media hora de película y lo que más pánico le da es la perspectiva de aguantar cincuenta minutos más de esta tortura. Pero continúo, que esto no va a escribirse solo.
Los nazis siguen haciendo de las suyas, esto es, cosas de nazi malvado, como ir a una tienda y llevarse una pulsera de 100 dólares pagando solo un dólar. ¡Eso sí que es el auténtico mal!
Mientras tanto, Mamá Washington ha abandonado la residencia y está buscando pistas sobre quien mató a su hijo. No tiene que investigar mucho, porque casualmente, mientras está apoyada en la barandilla del paseo marítimo, oye a uno de los nazis presumir de haber matado a "un negro" para impresionar a dos chicas que está intentando ligarse.
-¿Os he contado ese que entran Adolf y Mengele en un bar...? |
Mamá Washington lo agarra por las solapas y se enfrenta a él, pero de repente cortamos a... otra secuencia de surf que no viene a cuento, para que veamos que al menos los actores sabían surfear. Lo de actuar ya tal...
Tras la secuencia de surf, vemos cómo los surfistas nazis imponen su ley, prohibiendo el surf a todos los que no sean nazis, enfrentándose al resto de bandas y quemando cosas.
Mientras tanto, Mamá Washington se prepara para poner a los nazis en su sitio. Para ello se dirige a una tienda de armas a comprar una pistola, pero como uno no puede dejar pasar una buena oferta, también acaba llevándose unas granadas. Bueno, al menos eso dice, porque luego no la he visto usarlas en toda la película. [Comentario del Tipo de la Brocha: Esto es lo que ocurre cuando abusas del botón de fast-forward. Si se tratase de una película del montón, como, ¿qué sé yo?, 2001: Una odisea del espacio, no pasaría nada; pero en esta gran épica bélico-surfista corres el riesgo de perderte a Mamá Washington dando un explosivo buenos días a los surfistas nazis.]
Buenos días, príncipe. |
Un par de secuencias sin importancia y otra escena de surf después (con tanto surf esto empieza a parecer un anuncio de GoPro en lugar de una película de serie B), vemos a los japoneses llegar a la playa a bordo de sus tablas, para vengarse de los nazis. Esta es quizá la mejor-peor secuencia de lucha de toda la película hasta el momento, y dado lo cutre que es, imaginaos cómo es el resto. Cuatro efectos de sonido, unos nunchakus del todo a 1€, y los japoneses acaban mordiendo la arena a manos de los nazis.
Después de los japoneses llega otra banda a imponer su ley, banda de la que no me he molestado ni en aprenderme el nombre. En este punto quiero hacer un inciso y dejar las palabras a un lado para que veáis, en imágenes, el alto nivel de entrenamiento de artes marciales al que fueron sometidos los actores para las magníficas secuencias de combate de la película.
Vaya, acabo de reventar el medidor de sarcasmo. Echadle un vistazo a esto mientras lo arreglo:
-¿Y mi kimono? ¡Kiaaaaaa! |
Creo sinceramente que Mamá Washington podría dar una voltereta con más gracia que este hombre. ¿Y qué me decís de la patada? ¡Casi ha llegado a la altura de la rodilla! Entiendo que en una película de bajo presupuesto los actores no tienen por qué estar al nivel de Jackie Chan, pero para hacer esto... mejor no hagas nada. O sí, ¿qué se yo?, a lo mejor es una secuencia cómica y no me había dado cuenta.
Voy a darle al fast-forward a ver si Mamá Washington espabila y empieza a repartir estopa sin dar tanta vergüenza ajena.
¡Ajá! Y por fin llegamos al momento que todos estábamos esperando (sobre todo yo, porque significa que estamos cerca del final de la película): la venganza de Eleanor Washington, alias Mamá Washington, contra los surfistas nazis; venganza que empieza más o menos a partir de la hora y cinco minutos de metraje, cuando vemos a Eleanor llegando a su residencia a lomos de una motocicleta, al más puro estilo Easy Rider. ¿Ridículo? Más ridículo es el kung-fu surfista que hemos visto antes.
Born to be wild. |
Después de que Mamá Washington amenace a una de las enfermeras por intentar impedirle llevar a cabo su venganza, los nazis llegan a la residencia para acabar con Eleanor. ¿Cómo y por qué saben dónde vive? No tengo ni idea porque me he saltado esa parte de esa película. Podéis bombardear al Tipo de la Brocha con vuestras quejas. [Comentario del Tipo de la Brocha: Podéis, pero no voy a responderos.]
La pobre enfermera sale a impedir la entrada de los nazis y se lleva una bofetada, que tampoco es lo más malo del mundo (peor hubiera sido que le hicieran ver esta película). Entonces aparece Mamá Washington, pistola en mano, y Adolf y sus secuaces se dan a la fuga. Francamente, uno pensaría que hace falta más que una señora de mediana edad con una pistola de segunda guerra mundial para asustar a una banda de surfistas nazis, pero a estas alturas de la película ya no estoy por la labor de buscarle sentido.
Mamá Washington agradece a la enfermera su intervención con un empujón que la tira al suelo (de desagradecidos está el mundo lleno) y se inicia una no muy trepidante persecución, con Adolf y su novia huyendo en moto seguidos de cerca por Mamá Washington armada con su pistola Walter PPK.
La secuencia nos conduce hasta la playa, donde los surfistas continúan su huida ¡haciendo surf! Por su parte, Mamá Washington es algo más inteligente y se agencia una lancha a golpe de pistola.
Viendo a los surfistas chapotear en un mar que está como una balsa de aceite a medida que la lancha se acerca a ellos, uno se pregunta cómo estos inútiles han podido convertirse en amos de la playa, dado su escaso conocimiento del concepto "ventaja estratégica".
La señora Washington y el pescador/conductor de la lancha deciden acabar con los nazis de forma expeditiva. ¿Para que disparar si puedes pasarles por encima y triturarlos con la hélice? Dicho y hecho, picadillo de surfista nazi que Mamá Washington celebra como si acabara de cantar bingo:
-¡Acabamos de cargarnos la hélice! ¡Yujuuuuu! |
Después de liquidar a la novia de Adolf, alcanzan al susodicho, que sigue remando a lomos de la tabla de surf. Adolf se levanta y lanza su cuchillo de surfista, con tan buena puntería que alcanza al conductor de la lancha en la espalda. Entonces Mamá Washington saca su pistola y acierta a Adolf de un solo disparo y… ¡Fin!
Bueno, fin no, porque todo el mundo sabe que, sin susto final, una película no es nada. Así que mientras Mamá Washington se enciende un puro, porque le encanta que los planes salgan bien, Adolf intenta sorprenderle por la espalda... ¡pero no! Porque Mamá Washington lo agarra por el cuello y le encañona mientras dice (no sé si esto es cosa del doblaje, pero la frase es genial):
"¡Prueba el sabor de la cocina casera de mamá, Adolf!". [Comentario del Tipo de la Brocha: La frase está tal cual en la versión original y sí, es genial.]
Tiro en la cabeza y, ahora sí, ¡fin! Mamá Washington cabalga en su moto hacia el horizonte, riéndose con signos de un evidente desequilibrio mental, mientras salen los créditos y uno se pregunta cómo puede hacer falta tanta gente para perpetrar esto.
He dedicado más de 2.000 palabras a contaros por qué esta cinta es de lo peor que he visto nunca. Pero si a pesar de ello queréis comprobarlo por vosotros mismos, aquí os dejo la película completa en versión original.
Creo que es la resñea de la pelicula Nazi en el que más veces he leído nazi de a pesar de ser muy poco nazi y que salgan muchos nazis. No se si este comentario es muy nazi o poco nazi, tengo mis dudas!
ResponderEliminar¿Es algún plan Nazi para que Google os indexe si busca nazi en el buscador? XD
Eso si me he reído mucho.
Estooo... entonces la peli de qué va?De surf o de nazis?
ResponderEliminarPuf, compadezco al pobre Rafa. Vaya película que has elegido Tipo para vengarte de tu ex-jefe. Aunque supongo que no todos tendremos el privilegio de hacer algo asi. Lo de vengarte de tu jef, no lo de ver este truño.
ResponderEliminarRespecto a la peli, me parece una oportunidad desaprovechada para haber hecho lago si cabe aun mas bizarro. Teniendo japoneses, porque no haber hecho un Eje surfero donde adema de surfistas nazis, tendríamos ninjas surfistas e incluso mafiosos surfistas. Las posibilidades son ilimitadas!!!
Bueno, pues termino diciendo que no vuelvas hacerle pasar esto a tu antiguo jefe, porque la Semana Santa esta a la vuelta de la esquina y capaz eres de obligarle a que haga una reseña de Jesucristo Cazavampiros.
O sea que en la portada nos ponen un surfista nazi con una ametralladora, una motosierra y una garra mecánica a lo Baron Strucker y al final resulta que están tan desarmados que una señora cabreada con una pistola y unas cuantas granadas puede con ellos, vaya estafa.
ResponderEliminarSugiero que el siguiente artículo sobre una película cutre debería ser Karate a muerte en Torremolinos.
@Anonimatus ¡Efectivamente! La portada es más engañosa que la carátula de un juego de 8 bits. Supongo que será cosa de la época (1987).
ResponderEliminar"Surfistas nazis se pelean con surfistas samuráis, pero poco y sin muchas ganas"
ResponderEliminarPerfecto para poner de sinopsis en el teletexto.
Me parece un punto de partida interesante, no hay nada más odioso que los surfistas y los nazis, se supone que el cóctel debía ser explosivo. Otra gran idea tirada a la basura!!
ResponderEliminarSiguiendo tu consejo creo que no veré la película pero gracias por las risas que me has sacado con la reseña.
Recuerda, Chubasco: se pronuncia natchi.
ResponderEliminarQ256!!!!!!
ResponderEliminarNo hay secuela de esta maravilla?
Lo único bueno que podría tener esta película sería verla con gente como vosotros narrándola...
ResponderEliminarRafa no te quejes que no ha sido para tanto. El día que yo salga de la jaula, te obligaré a ver y reseñar toda la filmografía de Mario Casas. Huajajajajaja
ResponderEliminarsolo una pregunta ¿como se llama la del biquini rosa?
ResponderEliminarLeyendo la reseña me han entrado ganas de hacer surf y decapitar nazis con el motor de una lancha. Sobre todo de lo segundo.
ResponderEliminarSi hacéis ciclo de este tipo de películas, pido reseña de "Blood dinner" o "Street trash".
Yo adoro a los nazis, me encantan, son tan carismáticos, emblemáticos e hipnóticos, son siempre motivo de alegría y excitación... en el cine claro ◔‿◔.
ResponderEliminar