17 de junio de 2013

Pokémon Rojo y Azul


Si hay un videojuego del que quería hablar, probablemente ya lo he hecho, y si no, y suponiendo que viva mil años, acabaré haciéndolo algún día. Sin embargo, como no puedo confiar en encontrar el secreto de la vida eterna en las bolsitas de kétchup del Burger King, es casi seguro que algunos juegos sobre los que esperaba escribir en los comienzos de mi andadura por Internet se acaben quedando en el tintero. Es triste, pero aún hay muchos títulos pendientes y no tengo tiempo para escribir sobre todos ellos. El mundo de ahí fuera también me necesita. Todas esas damas no se van a poner en apuros ellas solas, ¿sabéis?

Por eso, a partir de ahora procuraré evitar los títulos que nadie conoce, como el Shadowgate de NES, y ser algo más selectivo, no tanto como para no darme un poco de margen de vez en cuando, porque adoro indagar en la dimensión desconocida, pero lo suficiente como para que la mayoría de entradas no os suenen a chino. En otras palabras: voy a hablar de Pokémon.

Sí, a mediados de los noventa, yo también jugué al Pokémon de Game Boy, aunque fuera en un emulador. Mi hermano tenía las ediciones roja y azul originales, pero no iba a ir hasta su habitación para pedírselo cuando podía jugarlo a pantalla grande en mi propio ordenador, ¿verdad? De puerta a puerta había casi tres metros de parquet, y ya puestos a caminar, era más tentador continuar hasta la cocina.

En su momento, también me tragaba religiosamente la serie de dibujos animados japonesa cuando llegaba a casa del colegio y, en lo que solo puedo calificar de un grito de socorro ante la desaparición de mi dignidad, incluso me compré el Pokémon edición amarilla. Sí, ese en el que viajas acompañado de Pikachu y le salen corazoncitos de la cabeza si lo tratas bien.

Qué mono es el condenado. Casi se le perdona que transmita peste, tifus, cólera, hepatitis, tuberculosis...

Empecemos por el principio. Pokémon es un juego de rol con perspectiva divina (esto es, aérea) en el que tomamos el control de un niño de diez años recién emancipado que viaja solo por un mundo repleto de criminales y criaturas salvajes a las que maltrata con el fin de hacerse famoso.

Dicho así, suena bastante feo, pero en el juego también hay historias de superación personal, como la de Cubone, un Pokémon que se cubre la cabeza con el cráneo de su madre muerta para disimular el tormento constante que le supone su pérdida.

Me fastidia no saber qué Pokémon se supone que es la chica.

Pokémon apela a ese afán que tienen los críos de coleccionar cosas; un hobby que, en algunos países como Japón, no solo tiene por objeto cromos o tebeos, sino insectos, porque nada dice infancia como doscientos bichos muertos empalados y colgados de la pared. Y esa referencia a los insectos, a diferencia del 50% del texto de mis artículos, no es gratuita. Estos pequeños seres fascinaban al creador de Pokémon, Satoshi Tajiri, cuando era pequeño; le gustaba buscarlos, observarlos y llevárselos a casa.

"A medida que recogía más y más, aprendía sobre ellos; por ejemplo, cómo algunos se alimentan de otros".

Reconozcámoslo: es poco probable que Satoshi, apodado "Dr. Bicho", fuera el chico más popular de su vecindario, y dudo que le gustase que se refiriesen a él por un apodo digno de un villano de Bioman; pero esa afición por los insectos fue el germen de Pokémon, así que puede que todos esos años de pescozones en el cuello merecieran la pena. No hay trauma infantil que varios millones de milloncejos no curen. Excepto, tal vez, el autismo.

Gotta catch 'em all!

El juego nos introduce a Rojo, Ash, Satoshi o cómo vosotros queráis llamarle, un chaval de diez años al que le ha llegado la hora de echarse el petate al hombro y marcharse de casa.

¿Os parece duro? Más duro es ser padre y que tu hijo se quede en casa hasta los veintinueve tacos. A los treinta ya da vergüenza.

Se pronuncia con la boca muy abierta, para que se noten las mayúsculas.

Este chico tan guay y enrollado (¿os habéis fijado en la gorra?) vive en un mundo habitado por unas criaturas fantásticas llamadas Pokémon. Se trata de seres muy próximos al reino animal, pero que poseen también cualidades propias de los vegetales y los minerales, y cuya estructura celular única permite su evolución biológica inmediata, así como su conversión en energía para su almacenamiento en dispositivos electrónicos. Ahí lo dejo.

Algunos utilizan a los Pokémon como mascotas, obligándoles a traerles las zapatillas cuando llegan a casa; otros les obligan a participar en crueles y brutales combates legalizados que los embrutecen hasta hacer imposible su socialización; y unos pocos, como el profesor Oak, los diseccionan en los laboratorios de las grandes empresas farmacéuticas.

Una especie sometida a la tiranía de una sociedad solo aparentemente civilizada.

Pero no toda la vida gira en torno a los Pokémon. Según parece, y a pesar de nuestra corta edad, tenemos un rival desde que éramos pequeños, un pelmazo con el pelo de punta que será un obstáculo reiterado en nuestro camino para convertirnos en una leyenda Pokémon: Azul, Gary, Shigeru o como nos salga de los cataplines llamarle.

Nuestro antagonista es el nieto del profesor Oak y tiene una hermana mayor. Ambos son huérfanos y viven solos, sin la supervisión y cuidado de un adulto, mientras su abuelo se pasa todo el día encerrado en su laboratorio rehuyendo las amenazas de las sociedades protectoras de Pokémon. Estos críos son tan miserables que no desentonarían en un cuento de Dickens.

SÍFILIS… Je, soy la monda.

La casa donde vivimos merecería un artículo aparte, pero yo voy a hablar de ella en este, porque me gusta escribir sobre estupideces. Tiene dos habitaciones, una por planta, y ni una sola cocina o cuarto de baño. Como en casi cualquier RPG clásico, las necesidades básicas, como comer, dormir y cambiar el agua al canario brillan por su ausencia.

En la planta de arriba está el dormitorio, en el que, imagino, haremos turnos con nuestra madre para dormir, porque pensar otra cosa implicaría un complejo de Edipo de tomo y lomo... aunque, por otro lado, quizá lo justifique la inexistencia de una figura paterna.

En el suelo de esta habitación hay una televisión conectada a una Super Nintendo, lo que me hace tener muy presente que podría estar jugando a un videojuego con gráficos mucho mejores que este en lugar de quedarme ciego para escribir un artículo que nadie recordará dentro de dos semanas.

El tono de pantalla de la Game Boy me recuerda a mis calcetines de deporte viejos.

En el dormitorio también hay un PC conectado a una red universal en la que podemos "depositar" objetos e incluso Pokémon cuando capturemos alguno para luego retirarlos desde cualquier otro terminal. Jeff Bridges ya hizo algo parecido en la película Tron en 1982, solo que él tenía que llevar un disfraz ridículo. Eso que hemos ganado.

De momento, solo podemos sacar una poción del PC, que es todo lo que hay. Aun así, seguro que lo agradeceremos cuando nuestro primer Pokémon esté desangrándose en el suelo con múltiples cortes en la cabeza.

¿Una red de redes sin pornografía? ¡Inverosímil!

En la planta de abajo, encontramos la sala de estar, con un par de estanterías atestadas de literatura Pokémon y un televisor en el que reponen constantemente Cuenta conmigo, una película de 1986 sobre cuatro chavales que emprenden una aventura para buscar a un chico desaparecido.

Nuestra madre parece llevar bastante bien el hecho de que su único hijo, que acaba de cumplir diez años, se vaya de casa, porque ni siquiera nos da un beso de despedida. Incluso parece impaciente por librarse de nosotros, porque enseguida nos dice que el profesor Oak quiere vernos. Alguien no puede esperar a acaparar la Super Nintendo.

Y recuerda: tu padre se fue antes siquiera de conocerte.

El pueblo donde hemos crecido tampoco es lo que se dice el epítome de la civilización moderna. Pensad más bien en Jaramillo Quemado, pero sin iglesia.

Pueblo Paleta (gentilicio: paletos) cuenta con tres edificios y una población de 10 habitantes, al menos dos de ellos sin techo, y todos tan idiotas que necesitan colgar un letrero delante de su casa para saber dónde viven.

Casa de apuestas y burdel ocasional.

Si buscamos al profesor Oak en el prestigioso Laboratorio de Investigación Pokémon, donde elaboran fórmulas cosméticas con Jynxes exprimidos y sustancias para combatir la disfunción eréctil con jugo de Cloyster, solo encontraremos a su nieto, nuestro eterno rival, que nos mandará a paseo.

Sin embargo, si intentamos abandonar el pueblo, el profesor hará su entrada para advertirnos del peligro que supone salir de viaje con lo puesto. A estas alturas, ya deberíamos saber que un Pokémon salvaje podría estar agazapado entre la maleza esperando a una presa desprevenida a la que asaltar y matar. ¡Un solo instante más y no lo hubiéramos contado! ¿O es que no sabíais que los incisivos de un Rattata pueden ejercer una fuerza de una 1.000 kg/cm2? Imaginaos lo fácil que le resultaría arrancaros la yugular.

Welcome to the jungle!

El profesor nos conduce hasta su laboratorio y nos ofrece uno de los tres Pokémon que han sobrevivido a sus experimentos y que guarda en unas cápsulas esféricas llamadas Poké Balls. Necesitaremos montones de Poké Balls para cazar Pokémon y mantenerlos encerrados a la espera de su próximo combate.

Las opciones son:

  • Charmander, un dragoncito naranja con la cola permanentemente en llamas, muy útil para encenderse un pito cuando no tienes un mechero a mano.
  • Squirtle, una tortuga azul que escupe chorros de agua a presión, ideal para disolver manifestaciones.
  • Bulbasaur, una aberración mitad sapo, mitad planta cuyo nombre comparte raíces semánticas (yeaaah!) con una de mis partes favoritas del cuerpo femenino.

¡Fíjate en el tamaño de esas Poké Balls!

Al comienzo, la dificultad del juego depende del Pokémon que escojamos. Por lo tanto, podríamos decir que hay tres niveles de dificultad:

  • Bulbasaur: "¿Puedo jugar, papi?".
  • Squirtle: "No me hagáis daño".
  • Charmander: "¡Que vengan!".

De todos modos, pudiendo elegir un dragón, no sé para qué puñetas añaden otras opciones. Me da igual lo mucho que se pueda complicar el asunto. ¡Hasta podernos ponerle un mote!

Venerad a Alduin, primogénito de Akatosh, deidad principal de Tamriel.

Una vez hayamos elegido nuestro primer Pokémon, el profesor regalará otro a su nieto, que escogerá invariablemente el que más ventaja tenga sobre el nuestro y nos retará para poner a prueba a nuestros recién adquiridos siervos en combate.

Capullo.

¡Ojito, Squirtle, te enfrentas al Devorador de Mundos!

Como acabamos de empezar nuestra aventura y ni nosotros ni nuestro rival tenemos ni pajolera idea de peleas de Pokémon, lo mejor que podemos hacer es ordenar a nuestro aliado que golpee a su contrincante con su ataque básico hasta destrozarlo y no entretenernos con idioteces como los gruñidos que, en lugar de arrancarle la piel a tiras al enemigo, solo le bajan los atributos; y me refiero al ataque o a la defensa, no a sus partes nobles.

Aunque ahora es poco importante, a medida que avancemos, el tipo de Pokémon que escojamos y los ataques que empleemos para destrozar a otros contendientes serán esenciales para sobrevivir. Así, por ejemplo, un Pokémon tipo fuego como Charmander será débil contra ataques tipo agua, roca y tierra; pero será muy eficaz contra los tipo bicho, hielo y planta. Hay que escoger sabiamente si no queremos que nuestros Pokémon acaben como Walter Donovan al final de Indiana Jones y la última Cruzada.

Después de ganar el combate (y si no ganáis, es que sois unos mantas y deberíais apagar la videoconsola ahora mismo), nuestro Pokémon subirá de nivel, haciéndose más fuerte, resistente y ágil a pesar de las numerosas heridas infligidas durante el combate. También ganaremos 175 pokedólares, porque el que pierde paga. Este juego capitaliza la violencia.

Humillado, nuestro rival se largará con viento fresco para seguir entrenando a su Pokémon moribundo hasta convertirlo en una bestia sedienta de sangre incapaz de razonar o sentir emociones. Nosotros deberíamos hacer lo mismo que él y dirigirnos hacia el norte por la Ruta 1.

¡Hacia la aventura! ¡Ay! Creo que me ha picado un bicho.

Entre un pueblo y el siguiente, la cosa está más peligrosa que salir de paseo por Carabanchel, solo que en lugar de lidiar con latin kings y ñetas, en el juego nos enfrentaremos a Pokémon salvajes, entrenadores deseosos de vaciarnos la cartera y bandas criminales. Cuando los padres de Hansel y Gretel abandonaron a su suerte a sus hijos en el bosque fueron más considerados que nuestra madre cuando nos dejó marchar de casa.

Aun así, deberíamos aprovechar estas áreas para entrenar a nuestra mascota y cazar nuevos Pokémon. De momento, sin embargo, estamos a cero de Poké Balls, así que por ahora nos limitaremos a seguir avanzando hasta el final de la Ruta 1.

Por cierto, no os olvidéis de hablar con todo el mundo, incluso con los desconocidos de aspecto sospechoso. En esta ruta, por ejemplo, uno de los tipos que hay en mitad del camino, nos dará una poción como muestra gratuita de la tienda donde trabaja. El maldito spam está hasta en la sopa.

¡Ninguna rata mutante me impedirá ir al supermercado a por pan!

En menos que canta un Pidgey (matadme, por favor), habremos llegado a Ciudad Verde, "el paraíso del eterno verdor", donde encontraremos el primer Centro Pokémon de nuestro viaje. En estos centros curarán gratis a nuestros Pokémon (la Seguridad Social se financia con los impuestos de la clase trabajadora) y, tan pronto como podamos comprar Poké Balls, también nos permitirán usar el sistema del Club del Cable para conectarnos con otros cartuchos de Game Boy e intercambiar Pokémon con nuestros amigos a través de un Cable Link® (se vende por separado). Pero no os engañéis: vosotros nunca habéis tenido amigos.

La gracia del Cable Link® es que sin él, no podemos conseguir todos los Pokémon del juego, porque cada edición tenía Pokémon exclusivos que solo podíamos obtener intercambiándolos con otra persona. Un timo, vamos.

¿Un Pidgey te ha picoteado el ojo? Lo siento, solo atendemos a Pokémon.

Cuando nos hayamos aburrido de pasear por la ciudad, deberíamos visitar la Tienda Pokémon. No podremos comprar nada aún, pero el dependiente nos entregará el CORREO de OAK. ¿Os habéis dado cuenta de que en mayúsculas todo suena más mucho importante? ALPARGATA. CACAHUETES. TORNILLO. ¿Veis?

En cualquier caso, el tema de la carta me tiene intrigado. ¿Por qué escribir una carta cuando la gente puede enviarse incluso tuppers a través del PC? ¿Será que el gobierno controla nuestras comunicaciones por vía electrónica? ¿Estaremos vigilados por un Gran Hermano que vende nuestra información al mejor postor? A la vista del reciente fallo de la jueza federal de San Francisco, supongo que ya lo sabemos.

Y dile a Oak que si no me paga lo que me debe, le partiré las piernas.

De vuelta a Pueblo Paleta, y según entregamos el correo al profesor Oak, su nieto aparece preguntando para qué le ha llamado. Nos acabamos de meter en otro berenjenal, ¿verdad? El profesor nos encomienda a ambos el sueño de su vida, porque, a sus cincuenta años, ya es demasiado viejo para alcanzar lo que para nosotros debería estar chupado a los diez: encontrar a todos los Pokémon del mundo y registrarlos en la Pokédex, una tecno-enciclopedia portátil, para elaborar la guía definitiva Pokémon. De ahí a ligarse a las gachís de la región nos queda muy poco.

Yo mandaría al profesor a freír espárragos, pero el idiota de su nieto se cree que puede hacer este trabajo él solo sin ayuda de nadie y eso sí que no puedo pasarlo por alto. Siempre he sido muy competitivo y si hay que tirar a una abuelita escaleras abajo para ganar, lo haré. Y desvalijaré y quemaré su casa también. Puede que incluso viole a su loro, dependiendo de lo cariñoso que me levante ese día.

El sueño de mi vida es ser crupier de blackjack.

Nuestro rival dice que va a pedirle a su hermana el mapa de los pueblos y que le dirá que no nos dé ninguno, porque es un vástago de Satanás y nos odia a muerte. El sentimiento es mutuo.

La verdad es que el mapa no sirve de mucho, pero en algún momento hay que empezar a trabajar en ese síndrome de Diógenes propio de los RPG, así que deberíamos ir a casa de nuestro rival y visitar a su hermana. Por suerte, la chavala no nos pide que cumplamos ninguna absurda misión antes de darnos el mapa, como comprarle leche en el supermercado o, ¿qué sé yo?, descender a los abismos infernales para traer de vuelta a su difunto Magikarp, sino que nos entrega el mapa sin más. Las pueblerinas son facilonas.

Demasiado entusiasmo. Me exaspera.

Desde aquí, debemos recorrer de nuevo la Ruta 1 hasta Ciudad Verde, donde por fin podremos comprar algunas Poké Balls y salir de caza. También deberíamos aprovechar para entrenar un poco, porque los niveles no suben solos. ¿O sí? Bueno, a veces sí.

Capturar Pokémon es una tarea aburrida como pocas, pero tendremos que hacerlo si queremos aumentar nuestras posibilidades de ganar las peleas que nos aguardan y *sigh* hacer realidad el sueño del profesor Oak.

Para capturar Pokémon salvajes antes tenemos que vapulearlos hasta dejarlos medio muertos, porque solo así se estarán más o menos quietecitos cuando les arrojemos una Poké Ball. Los estertores de la muerte próxima no cuentan. Paralizar o dormir a los Pokémon también mejorará nuestras opciones de atraparlos y condenarlos a una vida de cautiverio y barbarie.

Como solo podemos llevar seis Pokémon al mismo tiempo, los que capturemos a partir de esa cifra y no estemos utilizando se transferirán al PC de "alguien", a la espera de que los saquemos desde el terminal de un Centro Pokémon antes de que mueran por inanición.

¿Olerá mucho a cerrado ahí dentro?

A partir de este punto, es fundamental elegir bien nuestro grupo en función de los rivales a los que vayamos a enfrentarnos. En nuestro próximo destino, por ejemplo, hay muchos Pokémon tipo bicho, que son vulnerables a los Pokémon tipo volador, así que, a falta de un buen Raid® Yard Guard® Mosquito Fogger, nos convendría capturar algún Pidgey antes de dirigirnos hacia allí. En cambio, llevar Pokémon tipo planta sería una mala idea, porque los bichos se los comen con patatas. Es como el juego de piedra, papel y tijera de toda la vida, pero arriesgando vidas ajenas.

Si hasta ahora todo era un camino de rosas salpicadas eventualmente con la sangre de Pokémon masacrados, de aquí en adelante, y especialmente si tomamos la Ruta 22, al oeste de Ciudad Verde, nos daremos cuenta de que la estrategia es la base de la supervivencia, porque a no ser que hayamos capturado varios Pokémon y dopado al menos a un par de ellos, nuestro rival los hará puré en nuestro primer encontronazo sorpresa.

Al menos el tipo nos informa de que la Liga Pokémon, un campeonato para los entrenadores de élite que se celebra en la Meseta Añil, no acepta inscripciones de personas que no hayan conseguido antes las medallas de los ocho líderes de gimnasio Pokémon. Y como los "líderes de gimnasio" no se van a derrotar solos, es mejor que dejemos de haraganear buscando Pokémon entre la hierba alta y nos pongamos en marcha.

¡Brocha usa antibiótico! ¡Ha fallado!

Caminando hacia el norte desde Ciudad Verde por la Ruta 2, llegaremos al Bosque Verde, llamado así, cabe suponer, porque es un bosque y los bosques, al menos vistos con Google Earth, suelen ser bastante de color verdoso, aunque no en otoño ni en invierno. Lo que es seguro es que no se herniaron poniéndole el nombre a los sitios.

El lugar está plagado, por un lado, de Pokémon salvajes tipo bicho, que pueden envenenar a nuestros Pokémon para garantizarles una muerte lenta y agónica (comprad antídotos antes de salir de Ciudad Verde), y por otro lado, de entrenadores en busca de fortuna y gloria. Fortuna y gloria, hijo. Fortuna y gloria…

Esperad, ¿dos referencias a Indiana Jones en un mismo artículo? Eso significa que me he vuelto a pasar de largo. Debería ir abreviando.

Nada como estirar las piernas y respirar aire puro para añorar el sofá y el televisor.

El Bosque Verde es el primer lugar del juego en el que, con suerte, encontraremos a un Pikachu en su hábitat natural y, naturalmente, querremos capturarlo para que sea nuestro mejor amigo por siempre jamás con virutas de chocolate por encima.

Pikachu no es el mejor Pokémon de su tipo, pero sí el más representativo de la franquicia, y desde que se estrenó el anime, todo el mundo lo conoce. Tú lo conoces, yo lo conozco, y hasta tu padre lo conoce. Hay globos hechos a su imagen y semejanza. Este popular ratón amarillo de mejillas sonrosadas con poderes eléctricos es demasiado adorable como para no amarlo y su imagen está en demasiados productos como para poder ignorarlo. Es uno de los muchos dioses de barro del siglo XX. Vivid con ello si podéis.

Le llamaré MERCHANDISING.

Tras salir al otro lado del bosque con nuestros Pokémon emponzoñados y cubiertos de arañazos y picaduras, solo tenemos que avanzar un poco más para llegar al Centro Pokémon de Ciudad Plateada, una ciudad "de roca grisácea" que sigue sin contar con los servicios mínimos necesarios para atender a los ciudadanos (hospitales, policía, bomberos...), pero al menos tiene un museo: ¡el Museo de la Ciencia!

¿En serio? ¿El Museo de la Ciencia? ¿Este es un mundo en el que los niños cazan animales para hacerlos combatir entre ellos en lugar de ir al colegio y estudiar una carrera y esperan que visite un museo? ¡¿Y encima pagando?! ¿Estamos locos o qué?

Legalmente nadie nos obliga a aprender nada una vez cumplimos diez años.

Hablando con los vecinos del lugar, nos enteramos de que unos ladrones han estado robando fósiles en el cercano Monte Moon, un trabajo para Superman o un niño sin supervisión adulta. Se trata de un crimen que sin duda investigaremos… después de entrar en el gimnasio Pokémon y desafiar a su líder, Brock, un chaval que se ha especializado en los Pokémon tipo roca y que mantiene los ojos siempre cerrados en un vano esfuerzo por ignorar la crudeza del mundo que le rodea.

La buena noticia es que Brock solo utiliza dos Pokémon: un Geodude y un Onix, ambos de roca, por lo que derrotarle está chupado si al principio del juego escogimos a Squirtle o Bulbasaur. La mala noticia es que si nuestro Pokémon principal es Charmander, tendremos que haberle entrenado hasta la saciedad solo para que no lo apedreen en cuestión de segundos como a una adúltera musulmana en Afganistán.

¡Ponte una camisa, so guarro!

No obstante, también podemos utilizar a otros Pokémon que hayamos cazado por ahí.

La mejor opción que tenemos es capturar a un Caterpie en el Bosque Verde, una especie de oruga gigante que debe de ser la pesadilla de los agricultores de la zona. Ahora bien, el tal Caterpie no vale un pimiento si antes no evoluciona. La evolución, digan lo que digan los creacionistas, es un hecho científicamente demostrado y una de las claves del juego, porque permite a nuestros Pokémon hacerse más fuertes y, lo que es más importante, molar un montón.

Caterpie evoluciona en Metapod, un capullo de ojos mohínos que da vergüenza llevar en el equipo, y, a su vez, Metapod evoluciona en Butterfree, una mariposa monstruosa que, bien entrenada, puede aprender el ataque psíquico confusión, que es justo lo que necesitamos para machacar inmisericordemente a los Pokémon de Brock, desgarrándoles la mente en mil pedacitos pequeños y puntiagudos y provocando que se automutilen en su locura.

Vamos, vamos…

¡¿Pero qué cojones…?!

Mejor.

El único problema es que evolucionar a un Pokémon y conseguir que aprenda ataques exige hacerle pelear hasta que alcanza un nivel determinado, y esto,como en cualquier RPG que se precie, es la definición por antonomasia del coñazo más absoluto. Estamos hablando de desperdiciar media hora de nuestra vida para ver cómo una oruga se convierte en mariposa, y todo para que la utilicemos una sola vez y luego la guardemos en una caja virtual para no verla nunca jamás.

Eso sí, la satisfacción de dar una paliza a una serpiente de piedra de nueve metros con una mariposa silvestre no nos la quita nadie.

¡Tiembla ante el vástago de Mothra!

Derrotando a Brock, conseguiremos la Medalla Roca y la MT34. ¿MT qué?

Las Máquinas Técnicas (o MT, por sus siglas) sirven para que nuestros Pokémon aprendan movimientos especiales sin necesidad de subir de nivel. No sé qué más añadir, a mí me parece la clase de manipulación antinatural por la que juzgaron a los médicos nazis en Núremberg.

Cuatro largas horas que jamás recuperaré.

Después de conseguir la primera medalla, la estructura del juego no cambia apenas, así que, habiendo pasado ya de las 4.000 palabras, creo que es un buen momento para parar.

El juego es original, tiene un toque algo indie y engancha una barbaridad, y es que, tal y como reza la coletilla del título, realmente quieres "hacerte con todos". Sólo por ese afán de completar la colección, más que por ganar la Liga Pokémon y restregarle el título a tu rival en la cara, sigues adelante echándole las horas que hagan falta, y cuando el juego se acaba y te dan tu estúpido diploma, te sientes realizado sin darte cuenta de lo patética que llega a ser tu vida.

Ahora bien, si habéis jugado a Pokémon dedicándole su merecido tiempo, sabéis la verdad sobre él: es aburrido hasta decir basta.

Tirarse horas andando en círculos entre matorrales para conseguir encontrar a Pikachu, o lograr que un Pokémon evolucione o aprenda un ataque nuevo, os lo creáis o no, no es mi idea de diversión. Por otro lado, la historia es demasiado sencilla y lineal como para llamar la atención a nadie que no tenga menos de diez años o sufra una deficiencia mental seria. Desde luego no es el Terranigma de Super Nintendo, eso os lo puedo asegurar.

Aun así, su fama y éxito son evidentes. ¿Habrá algo que se me escape?

12 comentarios

  1. Ay, pokémon, y su PODEROSÍSIMA adicción...

    Y, carámbanos, cuan molesto sino era buscar eternamente entre los espesos matorrales, o perseguir cual imberbe el misterioso rastro de los pájaros legendarios! Cuan ignominioso es el destino de un videojuego, oh, vida!

    PD:Buen artículo, por cierto.

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  2. Al igual que tu amigo lo jugué emulado, eso gracias a que donde nací y me crié no llegaba consolas de ese tipo.
    Admito que el juego es aburrido pero por alguna razón te atrapa y lo juegas.
    La chica es el pókemon Milktank y esa chevere.
    Y claro siempre es bueno escoger a Charmander XD, yo ahora ando jugando el B&W y ya tengo mis pokemones de buen nivel.

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  3. Si lo pones así, realmente haces ver el mundo de Pokemon bastante jodido.
    Por lo que leo, parece que no le has entrado a ninguno de generaciones posteriores... haces bien. Es una locura eso de poner a parchar Dittos para conseguir copias de Pokemones únicos o crear uno geneticamente superior.

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  4. me decepciones tipo de la brocha, me decepcionas....
    es cosa de tener dos dedos de frente darse cuenta que charmander lo unico que logra es hacerte el juego más tedioso.... bulbasaur y squirtle son mucho mejores

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  5. Se nota que nuestro querido tipo de la brocha es un tipo decente y no ha sucumbido a la coña de llamar al rival "putas", para que en cartél de su casa ponga "Casa de putas". Eso, o que no ha querido utilizar ese viejo chiste por ser poco original.
    Una de las diferencias de este rpg con el resto es que, salvo contados casos, cuando el "personaje" sube a nivel 100, no suele volve a utilizarse, mientras que en un rpg normal sí, incluso casi te miran mal si lo sacas el equipo.
    Tampoco has hablado de la leyenda del pokemon pedófilo Hypno, pero para eso ya están otras páginas de internet y sus leyendas urbanas sobre Pokemon.
    Por lo demás, uno de los mejores artículos que he leído sobre el juego.

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  6. Terminento17/6/13 13:11

    Pero hombre... no me deje usted de lado los juegos rarunos... ahora que tenía yo la esperanza de que jugase usted el Clock Tower de la play (el de la super ya se lo pulió)

    El hecho de que confiese usted que veía los dibujos de pokemon tras volver del colegio me hace sentir muy mayor... Yo por entonces rondaba los 16 y me impresionaban más los uber tetos de Lara Croft.

    Es curioso, cuando salió el juego en España no le ví el punto, pero con el tiempo le he cogido cariño. Tengo un amigo que, junto con mi hermano y conmigo, canta a trío las canciones del juego cuando vamos etílicos. Especialmente la canción de la bicicleta. Bike rulez.

    Está bien que puntualice usted que el juego frente a cosas del 1996, que es cuando salió, pues no es gran cosa en cuanto a RPGs se refiere. Terranigma, Diablo, Blood Omen: Legacy of Kain...
    Sin embargo la cosa es aún más sangrante si tenemos en cuenta que el juego salió en España en el 99. Para entonces yo ya me había pasado cosas como final fantasy 7 y 8, o el Zelda Ocarina of Time (en casa de un colega, eso sí). Y en comparación, pues pokemon era una mierda infecta. ¡Cojones, hasta comparado en igualdad de condiciones con el Zelda Link's Awakening para gameboy era zurullo puro!

    Así que esa fascinación por el Pokemon que tuvo todo el mundo no terminaba yo de entenderla, me sentía como en una de esas películas de la invasión de los ultracuerpos, solo que en vez de "únete a nosotrooosh..." era "¡Lo tienes que jugar, tío!". Lo malo es que el juego sólo tenía una ranura de guardado, así que mi hermano se reservó el derecho exclusivo de jugarlo con SU partida. Y en emulador no era lo mismo.

    Como bonus, le diré que al buscar Bosque Verde en google lo primero que sale es esto:
    http://www.mercadona.info/bosque-verde/

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  7. Muy buen artículo. Me ha gustado mucho la parte de que el juego tiene sus orígenes en la afición de los niños japoneses de capturar bicho para coleccionarlos y luego hacerles luchar.

    La verdad es que la dificultad del juego no era mayor por coger al pokemon de fuego, hacía más dificil derrotar a los dos primeros líderes de gimnasio pero hacía más fácil la parte del Bosque Verde con los bichos siendo vulnerables al fuego.

    Lo cierto es que cuando salió fué un RPG muy innovador al basarse en la captura de los monstruos haciendo que las partidas de cada jugador fueran distintas al tener cada uno su propio grupo de monstruos, hubo otros juegos que ya tenían eso como el Dragon Quest V pero no estaban disponibles fuera de Japón y este lo llevó al extremo añadiendo cosas como la evolución.

    Una cosa que no gustaba nada era el límite por el que los pokemon solo podían saber 4 ataques obligando a perder uno si querías aprender uno nuevo o lo más fastidioso, que los ataques aprendidos por las máquinas técnicas especiales no se puedan borrar y sean bastante débiles. Esto es importante porque nos obliga a sacrificar una ranura en un pokemon de manera permanente para poder avanzar en ciertas partes del juego, estaba la solución de hacer que todos esos ataques los aprendiera el mismo pokemon pero eso conllevaba ir con un grupo de 5 pokemon ya que este no servía para pelear.

    Finalmente está la parte de entrenar a los pokemon a base de combates repetitivos, precedente del farmeo del World of Warcraft, no se por qué los programadores no incluyeron en posteriores juegos otras formas de entrenar a los pokemon como por ejemplo minijuegos basados en los distintos tipos de pokemon que sean más difíciles cuando mayor nivel tenga el pokemon. Esta idea funcionaría muy bien y rompería la monotonía de entrenar a los pokemons exclusivamente a base de combates.

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  8. FER: A los pajarracos esos que los busque su tía.

    José Correa: Jamás volveré a buscar imágenes de ningún Pokémon en Google.

    Realarmed: Del Pokémon Stadium no he dicho nada, ¿verdad? Mejor así.

    Millus: Esa es la respuesta de los débiles. Un hombre de verdad, es decir, un genuino idiota, sabe que solo hay una opción.

    Victor: ¿E-el Pokémon pedófilo? Hay cosas que es mejor no saber.

    Terminento: ¿Y dónde encuentro yo el Clock Tower de PlayStation ahora? ¡Que no me regalan los juegos!

    Debo añadir que veía la serie de dibujos con mi hermano pequeño. No trato de excusarme, porque me gustaba igual; pero creo que sin él no la hubiera visto. De todos modos, Jessie, del Team Rocket, tenía un buen par de... ojos.

    Anonimatus: Me gusta la idea de los minijuegos. Un Whac-A-Diglett, por ejemplo, tendría su punto.

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    1. Terminento18/6/13 09:49

      Respecto al Clock Tower, ya se me ocurrirá una solución...
      Respecto a Jessie, si, estaba bastante buena. La quitan a ella y al gato respondón y se jode la serie. De hecho, se podría decir que contenía en esos dos personajes el protogermen del internet actual: tetas y gatos.

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  9. En su momento jammás me llamaron la atención ni su serie, juegos ni siquiera las esferas que con una vez que las hacias funcionar atrapando cualquier cosa, el juguete aburría.
    Hasta ahora que leo tu reseña es que entiendo realmente de que iba esto. Ahora puedo reírme de aquellos chistes, imágenes y frases que se mofan y son irónicas con este fenómeno....incluída la historia alternativa de que "BROCHA" estaba en coma y por ello tardaba más de 10 años en juntar todos los pokemon y jamás envejecía(bueno, deberían juzgar igual a Batman o Superman).
    De lujo tu reseña.

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  10. Gran articulo, los juegos de pokemon si eran muy repetitivos en eso de andar farmeando, pero tienen algo que enganchan...
    El pokemon vaca es Miltank de la 2da generacion de Pokemon (Gold, Silver)

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  11. La serie de TV me encantaba a los diez años y gracias a ella quise probar los juegos, pero cuando lo hice, la verdad es que no me gustaron para nada. Al final descubrí que no me gustaban los RPGs con batallas por turnos, que es por lo que me interesa tanto el reciente Undertale.

    Además de "Casa de PUTAS", como ya dijeron más arriba, no falta el ponerle a tus Pokémon motes como "Tu culo" o similares para leer en batalla "Tu culo está en llamas/envenenado/congelado/confundido/etc."

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