Juego de Tronos: Valar Dohaeris

A diferencia de una menstruación que se retrasa de forma inesperada, todos sabíamos que este momento llegaría y cuándo. La serie Juego de Tronos ya está de vuelta en antena, y con ella, estas maravillosas entradas que tanto os gustan y en las que suelen acabar las personas que buscan cosas como "juego de tronos + tetas" en Google.

Efectivamente, el 31 de marzo comenzó la tercera temporada de la serie que todos esperábamos con ansiedad. ¿Todos? No, yo soy un hombre paciente y tengo cosas importantes que hacer. Los chinitos no se esmeran cosiendo zapatillas si no los mantienes recluidos y controlados 24 horas al día, ¿sabéis?

Esta nueva temporada se basa en la primera parte de la novela Tormenta de espadas, y hablamos de primera parte porque el tercer libro de la serie Canción de hielo y fuego es tan tocho que hay que dividirlo en partes. Y aun así apostaré bajo seguro si digo que algunos episodios tendrán poca chicha, que ya sabemos de qué pie cojea HBO.

Por suerte, este no es el caso. Este episodio es uno de los mejores que hemos visto hasta ahora. O a mí lo parece, que es lo que importa.

Pero vayamos por partes.

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Más allá del Muro

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El episodio comienza con la pantalla en negro. A nuestros oídos llegan los sonidos de una intensa batalla o, lo que es lo mismo, un importante ahorro de tiempo y costes de producción.

Corriendo a través de una tormenta de nieve, el Abominable Hombre de las Nieves o quizá Samwell Tarly, el gordo bonachón de pelo graso que acompañó a Frodo hasta el Monte del Destino, huye presuntamente de las hordas zombis que vimos al final de la segunda temporada y de las que consiguió librarse sentándose al lado de una roca y dejándose ver. ¿Simplemente lo ignoraron o es que huele tan mal que incluso los muertos vivientes prefieren no acercarse a él? Me importa un bledo.

Imagino que el realizador le obligaría a repetir la toma varias veces, no porque fuera complicada, sino porque uno se parte la caja viendo a un gordo trotar por la nieve.

Sam tiene su pequeño momento Sleepy Hollow al encontrar un cadáver decapitado sentado a la intemperie y luego es agredido por un zombi del que se libra gracias a la oportuna intervención del lobo huargo de Jon Nieve y de la brigada incendiaria de la Guardia de la Noche, encabezada por el Lord Comandante Jeor Mormont.

Creo que no lo había mencionado antes, y si lo he hecho, tendréis que perdonarme por repertirme, pero el actor que interpreta a Jeor Mormont se llama James Cosmo. ¡James Cosmo! ¿No es uno de los nombres más resonantes que habéis oído nunca? Ponedle la música de Goldfinger y veréis.

♪ James Cosmo
He's the man, the man with the blackest watch
A crow's watch
Such a wide torso
Beckons you to enter his loony bin
But don't go in ♪

Mormont muestra signos de cansancio y heridas de una batalla reciente (eso o ha servido de diana a un pájaro con úlcera duodenal), y echa un rapapolvo a Sam por no haber enviado los cuervos para avisar a los hombres del Muro de que se les viene encima un ejército zombi. Menudo problema, ahora no tendrán los dormitorios listos cuando lleguen.

Lord Jeor Mormont está decepcionado. Esta Navidad no habrá regalos para Sam.

Un poco más al Norte, Jon Nieve, que, recordemos, había matado a Qhorin "Maestro en Infiltración" Mediamano, se integra ahora entre los salvajes y consigue que el mismísimo Julio César, cuya campaña en Poniente jamás recogieron en sus crónicas Suetonio ni Plutarco, lo acepte en su grupo de hombres malolientes libres.

¿Por qué este cambio de bando?, le pregunta Julio. Pues porque la Guardia de la Noche dejó de molar desde que su comandante se mostró demasiado permisivo con aquello de dar de comer bebés a los caminantes blancos y Jon quiere luchar del lado de los vivos cuando llegue el apocalipsis zombi. Y zumbarse a Ygritte, claro. Eso del celibato es para frikis que juegan al Dungeons & Dragons.

Si se dejase el pelo un poco más largo, sería clavado al profesor Snape.

No obstante, Jon se olvida de mencionar un detalle tanto o más importante que convertirse en un héroe o trajinarse a una salvaje pelirroja: ¡los hombres libres tienen gigantes! ¡Gigantes de verdad! O al menos un gigante. Yo lo vi. Medía más de seis metros, con ojos negros y hundidos, y sus piernas eran como las columnas del Partenón.

Está bien, no deja de ser un actor con una barba postiza al que han integrado en la escena con efectos especiales para que parezca enorme, pero sigue siendo lo más fantástico que hemos visto en la serie si no tenemos en cuenta los dragones, los caminantes blancos y las rubias inteligentes.

¡Es el segundo gigante más grande que he visto en mi vida!

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En Desembarco del Rey

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¿Recordáis aquellos magníficos diálogos entre Tywin y Arya de la segunda temporada? Si es así, estremeceos, porque son un producto de la imaginación colectiva, un recuerdo implantado en vuestro cerebro por mutantes con poderes telepáticos para crear una falsa sensación de bienestar.

Ahora bien, de haberse escrito alguna vez unos diálogos tan buenos, puede que hayamos encontrado su relevo, porque la escena entre la nueva Mano del Rey y su hijo Tyrion es sin duda uno de los grandes momentos del episodio.

Desde el último intento de asesinato, el Gnomo se ha vuelto un poco paranoico, y lo único que podría dolerle más que ninguneen su papel en la victoria de Aguasnegras es que su propio padre le niegue su derecho como heredero legítimo y señor de Roca Casterly por considerarle una aberración de la naturaleza. Tampoco está bien que vuelva a recordarle que su madre murió dándole a luz. Es muy feo. Y que se lo eche en cara también.

A Tywin aún le cabrea que no pudieran reutilizar la ropa de Jaime con su hijo pequeño.

En el barrio pobre de la ciudad, Margarina Tyrell, o cómo diablos se escriba su nombre, hace un parón durante su paseo en palanquín para reconfortar a los niños de un orfanato, mostrándonos el que sin duda sería su lado más generoso si descontáramos su escote. De hecho, por ahí ya están comparando a Margarina con Diana de Gales. ¡Tontos! Lady Di era rubia y no era ni la mitad de lista. Ni siquiera sabía abrocharse el cinturón de seguridad.

Margarina, además, es muy marrullera, y así lo demuestra esa misma noche durante la cena cuando recuerda muy sutilmente a Joffrey y a Cersei que necesitan la ayuda de la familia Tyrell para tirar adelante y, con ello, acaba provocando que Joffrey insulte a su madre bajo un velo de falsa cortesía. Echo de menos los sopapos.

No pienses en pedorretas entre las tetas, no pienses en pedorretas entre las tetas...

La escena de Sansa, Shae, Meñique y Ros es la más floja del episodio y no le voy a dedicar más líneas de las estrictamente necesarias.

Yendo al grano: Meñique ofrece a Sansa la oportunidad de acompañarle lejos de Desembarco del Rey, y Ros advierte a Shae que se anden con ojo con él. Noooo, ¿en serio? ¿El hombre que traicionó a 006 y trafica con mujeres públicas no es de fiar? Eso es justo lo que me faltaba por ver. ¡El colmo!

Espero que no te incomode que estuviera enamorado de tu madre. Me recuerdas a ella.

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En Harrenhal

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Robb Stark llega a la vieja fortaleza de Harrenhal con su ejército y muchas ganas de batallar contra los Lannister y solo encuentra un montón de extras haciéndose el muerto. Supongo que frustrado por la ausencia de fanfarrias y fuegos artificiales de bienvenida y por el hedor a cadáver en descomposición, Robb cumple el sueño que todo niño ha tenido alguna vez: mandar a su madre a su cuarto.

Y a eso se reduce su papel en este episodio. Si vas al baño por culpa de un intestino irritable, te lo pierdes.

Por cierto, un consejo: jamás pidáis tacos con salsa picante de chiles habaneros en un restaurante mexicano.

¡Y nada de tele!

De pasada, también nos enteramos de que Lord Bolton, uno de los vasallos de Robb, ha puesto al Matarreyes en busca y captura después de que mamá Stark lo liberase en la temporada anterior y ordenase a Brienne que lo condujera a Desembarco del Rey para intercambiarlo por Sansa, Arya y dos cromos de la Pandilla Basura. Podrido Rodrigo y Arañita Paquita se le resisten.

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En Rocadragón

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Tras la batalla de la bahía de Aguasnegras, Ser Davos Seaworth, al que más de uno sigue confundiendo con Jean Reno a pesar de que el primero no tiene acento francés, escenifica ahora un tercio de un sketch de Tricicle, aunque, sinceramente, con un solo náufrago la cosa no tiene gracia.

Por suerte para él,  el segundo afroamericano del mundo conocido (hay más pelirrojas por metro cuadrado que negros) lo rescata antes de que se vuelva tarumba a causa de la soledad y empiece a charlar con un balón de voleibol sobre el último disco de Bon Jovi .

De vuelta a Rocadragón, Davos le dice cuatro cosas a Stannis y a Melisandre y acaba con sus huesos en las mazmorras cuando la mujer roja le da la vuelta a la tortilla acusándole de la derrota de Aguasnegras.

Ya lo dijo Mark Twain: "Mientras el resto de la especie evolucionó de los simios, los pelirrojos evolucionaron de los gatos". Y los gatos son los vástagos de Satanás. Lo único peor que un gato es un gato cubierto de púas.

Pelirrojas, siempre esperando el momento oportuno para devorar tu alma.

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En Astapor

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¡Dragones! ¡Dragones que pescan atunes y los achicharran con su ataque ascuas!

¡Quiero uno por mi cumpleaños!

Tras una larga travesía por mar, Dany, sus Charmander, Jorah y un puñado de dothrakis con cinetosis desembarcan en Astapor para comprar un ejército con el que reconquistar el Trono de Hierro y pastillas para el mareo.

La oferta del día son los Inmaculados, unos guerreros con una gran tolerancia al dolor (aguantan desde masectomías sin anestesia hasta un concierto de los Jonas Brothers) que  matan bebes como prueba de admisión en su círculo y no temen a nada. Y cuando digo que no temen a nada es a nada en absoluto, ni a los visitantes de la noche, ni al régimen de Pyongyang ni a la fecha de caducidad del pan de molde, ni siquiera a la muerte.

Os seré sincero. Yo no compraría Inmaculados ni aunque vinieran con espadas de acero valyrio de regalo. La ciencia ha demostrado que no temer a nada es tan perjudicial para la salud como fumar en una gasolinera o no tener facturas en una inspección de IVA.

El miedo es un factor clave para la supervivencia. Aparte de tus piernas, es lo que te impulsa a correr cuando te persigue una jauría de ardillas rabiosas y a esconderte debajo de la sábana cuando es de noche y la silla en la que has dejado preparada la ropa para mañana empieza a parecerse al hombre del saco. ¿Quién me garantiza a mí que si un Inmaculado ve venir una lanza hacia su cara no vaya a quedarse quieto comentando qué buen día se ha quedado en lugar de echarse a un lado? Nadie.

Por otro lado, ¿podéis decirme qué clase de guerrero sanguinario e implacable usa rímel?

Los fabulosos Inmaculados.

Dany aún está valorando si comprar o no semejante caterva de bestias, cuando se le acerca una niñita adorable con una pelota para jugar con ella. Por desgracia, en este mundo de fantasía, no todo es lo que parece. Así, la niña es un brujo de Qarth de incógnito que sisea como una serpiente, la pelota no es un juguete, sino una trampa que esconde un artrópodo letal con pinta de escorpión, y la Madre de Dragones es rubia de bote (chocho morenote).

Antes de que el arácnido acabe con la única descendiente decente de una decadente línea de matrimonios endogámicos, Obi-Wan Kenobi, caballero Jedi y mendigo ocasional, sale de la nada y  se hace un pincho moruno con la criatura justo a tiempo de salvar a Dany de un piercing que probablemente no quisiera hacerse.

Este no es el shish kebab que buscáis.

El viejo con pinta de caballero Jedi desaseado es en realidad Ser Barristan Selmy, quien sirviera como Lord Comandante de la Guardia Real hasta que Joffrey ordenó su jubilación anticipada en la que probablemente sea la única decisión razonable que ha tomado desde que empezó su reinado. Lo digo en serio. Por muy héroe que fuera Barristan el Bravo en su juventud, el tipo hizo la mili con lanza y no está para muchos trotes.

No obstante, Barristan se niega a superar la crisis de los sesenta y se ofrece para servir a Dany como guardia personal, igual que sirvió en el pasado a su padre Aerys Targaryen antes de que Jaime Lannister se ganase el apodo de Matarreyes asesinándolo a traición.

Sí, qué buen currículo, no veo el momento de que me proteja y sirva.

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Valoración

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Sobresaliente comienzo para una temporada que promete un clima tormentoso con gran descenso de temperatura y fuertes precipitaciones de espadas. La trama sigue avanzando, los personajes cambian y el diseño de producción, como de costumbre, es una gozada. Además, hemos visto dragones, un gigante y una cosa-escorpión. Perderse una batalla entre la Guardia de la Noche y las huestes de los caminantes blancos, o que Sansa sea más sosa que un yogur de agua, es lo menos.

A seguir así de bien.