Juego de Tronos: El fantasma de Harrenhal

Altibajos, ¿quién los quiere? Yo no. Una buena serie da fantasía heroica, o cómo porras queráis llamar a este género, debería ser como una montaña rusa en la que cuando no estás dando grititos de emoción, contienes el aliento ante lo que se avecina. Sin embargo, Juego de Tronos es una serie con muchos altibajos. O bien te deja boquiabierto y con el corazón en un puño, o bien te tiene una hora mirando la tele con cara de tonto a la espera de que pase algo. Afortunadamente, rara vez llega a aburrir.

Dicho esto, El fantasma de Harrenhal es, a fecha de hoy, mi episodio favorito de la segunda temporada. La trama avanza, los personajes que estaban más estancados se despabilan un poco y, diría que por primera vez desde que empezó la serie, no nos hacen perder el tiempo con tetas y culos. Lo que me sorprende es que el realizador es David Petrarca, el mismo que dirigió el mediocre Jardín de Huesos.

Como de costumbre, de aquí para abajo, esta entrada contiene tantos spoilers que las autoridades sanitarias recomiendan leerla con moderación.

Empezaré diciendo que el episodio tiene el mejor comienzo que he visto en toda esta segunda temporada y me atrevería a decir que de la primera.

Catelyn Stark y Renly Baratheon discuten sobre la futura alianza de sus casas, que si quién se queda qué y que si para ti el Trono de Hierro que mi hijo Robb tiene la espalda muy delicada, y cuando Renly ya se dispone a retirarse, ¡trasca!, la sombra que parió Melisandre entra en la tienda de campaña como una ráfaga de viento, le realiza una cirugía cardiaca al pequeño de los Baratheon y se esfuma.

La muerte estaba cantada, sí; pero no de esta manera y menos tan pronto. Pero es que aquí no acaba la cosa.

Dos guardias entran en la tienda alertados por el griterío, toman a Brienne (alias King, alias Niles Crane) por la asesina del rey y, antes de que se aclare la confusión, nuestra guerrera favorita ya ha matado a los dos hombres en defensa propia y se desploma sobre su señor llorando a moco tendido porque su juramento de protegerlo tiene ahora menos valor que el papel higiénico usado. Aunque probablemente ya no la nombren Guardia Arcoíris del Mes, Brienne se niega a abandonar a su rey hasta que Mamá Stark, siempre tan práctica, le dice que si se queda, no podrá vengarlo, y ambas escapan juntas del campamento.

Acción, tragedia y una motivación personal para sobrevivir y luchar otro día. Hay que ver lo que gana la serie en cuestión de cuatro minutos.

"No" melodramático en 3... 2... 1...

Es verdad que cuando más tarde la Bella le jura lealtad a Catelyn, prometiendo guardarle el culo y dar su vida por ella en nombre de Alá, Buda y Jesucristo Superstar, es imposible no reírse si se tiene el más mínimo sentido de la ironía. Quiero decir, ¿hacía falta que Catelyn volviera a escuchar exactamente el mismo juramento que Brienne le hizo al difunto Renly después de haber sido testigo de lo "buena" que es esta mujer haciendo su trabajo?

Si yo fuera Catelyn, me hubiera sido imposible no darle un par de cachetitos en la mejilla y responderle: "En fin, a ver si esta vez mantienes tu palabra un par de días, ¿eh? Será tu nuevo récord". Y esta es la una de las razones por la que yo duraría muy poco en Westeros. O bien me matan por bocazas, o bien me contagian alguna enfermedad venérea en un burdel de mala muerte. Puede que ambas cosas al mismo tiempo.

Incluso a George Constanza le duraban más los trabajos.

El otro momento involuntariamente gracioso del episodio tiene lugar en el Puño de los Primeros Hombres, un nombre muy rimbombante para una colina cubierta de nieve con un montón de rocas viejas.

Allí, los hombres de la Guardia de la Noche, liderados por el Lord Comandante Mormont, se reúnen con el hermano Qhorin Mediamano, que les informa de que Mance Rayder, ex Guardia de la Noche con el segundo nombre más dinámico que existe (el primero es Max Power), ha reunido a un ejército de salvajes para dirigirse hacia el sur. Esto, por alguna razón, es muy malo. Yo, honestamente, empiezo a necesitar que me recuerden qué porras hacían Jon Nieve y compañía al otro lado del Muro.

Después de una corta discusión sobre si Jon puede acompañar o no a Qhorin, Mormont le nombra explorador interino para que se infiltre con Mediamano y sus hombres en el campamento de Mance y acaben con él de manera que hagan sentirse orgulloso a Solid Snake: rápido y con sigilo.

Hasta ahí, todo normal; pero según termina la conversación, Jon Nieve camina directamente hacia la cámara, alejándose de Mormont y pasando al lado de Qhorin, hasta quedar fuera de plano, lo que presumiblemente lo sitúa... rodando ladera abajo. No, en serio, ¿me he perdido algo?, porque detrás de Qhorin, había un barranco o una pendiente bastante pronunciada. Si Qhorin le hubiera preguntado a Mormont "¿Dónde coño va el chaval este?", no me hubiera extrañado.

-Creo que a ese mejor te lo quedas tú, Mormont.

En Harrenhal, destaca la reaparición de Jaqen H'ghar, ahora metido a soldado de los Lannister y genio de la lámpara maravillosa. ¿Recordáis las reglas que debía respetar el genio de Aladdín? ¿"No puedo matar a nadie, no puedo hacer que alguien se enamore de otro alguien, y no puedo resucitar a los muertos"? Pues Jaqen se ha especializado en romper la primera de estas tres reglas.

Y por si los nombres se os dan tan mal como a mí, que me pasé dos años llamando a una compañera de trabajo por el nombre equivocado (nunca me dijo nada, así que, ¿quién es el idiota?), Jaqen es el tipo al que Arya salvó de convertirse en un churrasco en Lo que está muerto no puede morir y que suele hablar en tercera persona de todo el mundo, incluido él mismo. Yo mismo he estado probando en hablar así y, la verdad, da menos vergüenza decir "Uno está estreñido desde hace tres días" que "No cago desde el lunes".

Por supuesto, tampoco puedo dejar de mencionar el breve diálogo que mantienen Tywin Lannister y Arya, con ese "No, mi señor. Se puede matar a cualquiera" que pone el ambiente más tenso que los pantalones del increíble Hulk y se erige como la mejor línea de todo el episodio. Eso sí, si Tywin mantiene a la chica como escanciadora, va a ser más idiota de lo que yo pensaba.

Uno se lava y se cepilla el pelo todos los días.

El último lugar que merece nuestra atención es Qarth, donde el grupo de Daenerys disfruta de unas merecidas vacaciones a gastos pagados tras haber desgastado la suela de sus alpargatas caminando por el desierto.

En primer lugar, aunque el jefe de producción es un rácano, volvemos a ver a los dragoncitos de Dany, que, ¿quién lo iba a suponer?, son unos emisarios de la muerte la mar de adorables. El día en que en lugar de un trozo de carne, prendan fuego a ciudades enteras y quemen viva a la gente, derritiendo su carne y calcinando sus huesos, ya podremos decir "Con lo pequeños y monos que eran y mira lo que han crecido".

En Qarth también asistimos al encuentro de Dany con Pyat Pree, un hechicero que podría pasar por un extraterrestre de baratillo de los de la vieja serie de Star Trek. Con él se consolida el aire sobrenatural que adoptó la serie cuando Melisandre parió al Monstruo del Coñete.

Pero lo más interesante es que después de que Xaro Xhoan Daxos le proponga a Dany un matrimonio de conveniencia, Ser Jorah, que no había hecho nada de provecho en lo que llevamos de temporada, por fin pasa de poner a Daenerys ojitos de cachorro abandonado a confesarle, aunque de forma indirecta, "lo muxo ke la kiere". Es como si el guionista fuera un cincuentón pederasta con una calvicie incipiente.

Y mejor que la declaración de fan encoñado es el "¿Dónde me meto yo ahora?" de Dany. Solo le falta decir aquello de "Yo también te quiero, pero como amigo". Excelente interpretación de Emilia Clarke, muy graciosa en su incomodidad.

Dile a Xaro Xhoan Daxos que han llamado de la Real Academia de la Lengua, que deje de acapar las equis.

Del resto hay poco que decir. Bran "Pelo Playmobil" Stark se las apaña bastante bien jugando al Age of Empires a pequeña escala y sigue teniendo sueños premonitorios con el cuervo de tres ojos como estrella invitada (alguien debería comprobar si hay una central nuclear cerca de Invernalia).

A Stannis, que se ha convertido en el hombre con el ejército más numeroso de Westeros después de que los banderizos de su difunto hermano se unan a su bando, le sientan como una patada los rumores de que Melisandre es quien dirige el cotarro, así que le confía a Jean Reno el ataque a Desembarco del Rey y, en mi versión de los hechos, manda a Melisandre de vuelta a la cocina, que es donde debería estar.

Tyrion descubre un par de cosas: primero, que el pueblo llano cree que es él quien está tras las decisiones de Joffrey, lo que le convierte en el blanco de sus burlas; y segundo, que su hermana Cersei no solo se dedica a tirarse a toda su familia menos a él, sino que ha estado ordenando en secreto la creación de fuego valyrio para destruir de un plumazo al ejército de Stannis.

Y que no se nos olvide: el barco de Theon Greyjoy se llama la Zorra Marina. La monda.